Ex primer vicepresidente, Luis
Giampietri, reitera que el Perú debe retirarse de organismo
supranacional por estar contaminado de ideas izquierdistas
El Perú camina ahora por senderos del
desarrollo y la modernización gracias al sacrificio de los soldados,
policías, ronderos y miles de civiles que derrotaron a los terroristas,
que a comienzos de la década del 90 controlaban mediante el terror más
del 50% del territorio nacional. Pero paradójicamente los mismos
valientes que han hecho posible el ingreso del Perú a una nueva era de
desarrollo son objeto de agravios y persecuciones por parte de una
justicia extranjera, como si no tuviéramos una justicia propia para
juzgarnos, sostuvo el ex primer vicepresidente, ex congresista y
almirante (r) Luis Giampietri Rojas.
Esta severa admonición fue hecha en la
sede de la residencia del ex embajador japonés, Morihisa Aoki, en el
curso de su discurso pronunciado en la noche del 22 de abril durante la
vigilia realizada frente a la citada antigua ex residencia con motivo de
conmemorarse el decimoquinto aniversario de la liberación de 71
rehenes, entre los que estuvo incluido el almirante Giampietri y donde
perdieron la vida los comandos, coronel EP Juan Valer Sandoval y mayor
EP Raúl Jiménez Chávez, y el rehén, magistrado Carlos Giusti.
Giampietri destacó que a
diferencia de las vigilias realizadas para infundir ánimo, alegría y
esperanza a los entonces 72 cautivos, la de esta ocasión tenía otro
signo, desagraviar a los comandos que tuvieron a cargo la tarea de
liberarlos en el marco de la operación “Chavín de Huántar”, reconocida a
nivel mundial “, por la persecución judicial de que son objeto.
“Desagraviarlos de los ataques e infundios de una campaña nacional e internacional orquestadas por quienes a pesar de haber sido derrotados militarmente, a través de una campaña mediática de las ONG, han presentado a los comandos como abusivos, violadores de los derechos humanos y supuestos autores de delitos de lesa humanidad”, dijo.
El exrehén subrayó que los terrorista
basan sus supuestas victorias en campañas sostenidas de agitación y
propaganda para agrandar los méritos ausentes de sus acciones y
menospreciar las derrotas que les han inferido las fuerzas armadas, y
los comandos “Chavín de Huántar” en la operación de rescate más célebre
del planeta.
Pero, se basan principalmente en
las acciones de un grupo de ONGs: Coordinadora de DDHH, Aprodeh, IDL y
Justicia Viva, quienes son autores de más de 2,000 acusaciones
judiciales, al extremo de haber desbordado el ámbito de la justicia
nacional, porque correspondería ser resueltas dentro de nuestro sistema
jurídico nacional, para que sean asumidos por dos entidades
supranacionales: la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la
Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Lo más grave, remarcó, es que no se trata
de jueces imparciales, sino de personajes de tendencia izquierdista, al
extremo de que algunos de estos jueces han comparado a los terroristas
de Sendero Luminoso (SL) y Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA)
“como émulos de Juana de Arco y Robin Hood”.
PREGUNTAS NECESARIAS
“¿Qué sentido tiene tener justicia propia, si las decisiones trascendentales se juzgan fuera de nuestro país a cargo de jueces extranjeros?” se preguntó al tiempo de recordarle al país que gracias a estas ONG cientos de terroristas han sido jugosamente indemnizados, mientras que “ningún comando, ningún miembro de las FFAA, ningún rondero, ningún civil, ha sido reparado económicamente o espiritualmente por su valeroso proceder en la lucha contra el terrorismo”, indicó.
En tono enérgico, el exrehen que logró
desde esta condición participar en la operación de inteligencia previa a
la operación militar de rescate, advirtió que tanto la Comisión IDH
como la Corte IDH, por estar contaminados e impregnados de ideas
izquierdistas, están descalificados para regir los destinos de la
justicia supranacional en América.
“Considero –y este es un pronunciamiento personal que no compromete a mis colaboradores– que debemos salir de la influencia de estos órganos en los temas de terrorismo y narcotráfico, ya lo hicimos anteriormente en la década del 90 y entonces no hubo represalia que valga”, manifestó.
El ex primer vicepresidente de la
República sustentó seguidamente que el éxito de la operación militar de
rescate “Chavín de Huántar” no habría tenido el éxito reconocido
mundialmente sin un gobernante que interpretara que la dignidad del país
no se negocia con terroristas.
Luego preguntó: “¿Se imaginan lo que habrían hecho frente a este problema los presidentes últimos que hemos tenido? ¿Se imaginan que habría pasado si se tranzaba con las demandas de los terroristas? Si esto hubiera ocurrido, hoy no seríamos una nación y nos habríamos convertido en una democracia fallida, como sucedía a fines de los 80 y comienzos de los 90, en que SL llegó a tener el control de más del 50% del territorio nacional por la imposición del terror.
Al comienzo de su intervención señaló que
la operación de rescate de los rehenes fue posible porque también hubo
gente solidaria con los cautivos y agradeció a renglón seguido a los
bomberos, mineros que excavaron los túneles del rescate, a la Iglesia
Católica representada por el monseñor Cipriani, a los negociadores, al
entonces embajador del Japón, Terusuke Terada, al ex embajador de
Canadá, Anthony Vincent, ya fallecido, y al presidente Alberto Fujimori,
gracias a cuyo decidido compromiso, la operación militar fue coronada
con el éxito.
Finalmente, llamó a los peruanos a
contar a sus hijos y nietos la verdad de lo que sufrió el país en las
décadas del 80 y 90 y sobre todo el sacrificio de los uniformados por
hacer posible la época de grandeza social y económica en que se
encuentra enrumbado el país.
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